Si algo le faltaba a nuestro proyecto para ir a contramano de cualquier producción audiovisual, es cumplir con los tiempos y las formas. Hace algunos meses no teníamos la certeza de poder hacerlo. Incluso, covid mediante, ni siquiera estábamos seguros de cómo iba a ser ir y venir de un país a otro sin que algo nos desarmase el plan. Y acá estamos, a dos jornadas de empezar una nueva etapa: la postproducción.
Primera jornada de grabación en Buenos Aires. Nuestro socio productor Rafael Harispe nos prestó su departamento para que una tropa de técnicos, camarógrafos y demás se lo desmantelen y lo conviertan en una de las locaciones. Más tarde, charlamos con Joaquín Marqués que nos hizo un repaso de la jornada, con Hugo Souto, jefe de locaciones en Buenos Aires y con Vanesa Pagani, nuestra productora en Argentina.
Un momento muy esperado por la comunidad: hacía casi un año les habíamos prometido que por ser socios productores iban a poder participar de reuniones, espiar charlas del equipo, tomar decisiones, votar protagonistas y más. Pero, por sobre todo, les habíamos dicho que serían ellos mismos los que se pondrían las ropas de extras para formar parte, ya no de lo que pasa detrás de cámara, sino de lo que se ve en cuadro. Así fue como los convocamos a participar de la escena de la librería, en la que Lucas Pereyra presenta su libro, un tiempo más tarde de volver a Buenos Aires derrotado. Entre los extras estuvo colado Hernán Casciari, que casi hace una pregunta fundamental y la directora gritó ¡corten! Y como si fuese poco, recibimos la visita sorpresa de Pedro Mairal en medio de la grabación.
Además del podcast de nuestro querido Gabo Grosvald, les compartimos algunas fotos y videos de la jornada y, como bonus track, un video de la charla en la que Pedro Mairal presenta la novela junto a Hernán Casciari.
Para cerrar, les contamos un poco más de lo que pasó ayer. Rodamos las escenas en que Lucas Pereyra viaja a Montevideo. Para ello, muy temprano una parte del equipo se subió a bordo de un ferry —un viaje real a bordo de un barco real— con un desafío: grabar todas las tomas que necesitaban en el tiempo que duraba el viaje de ida y el de vuelta. Todo estaba calculado y salió perfecto, y al volver, muchos coproductores los esperaban para celebrar y ponerse a disposición como extras en el rodaje. Además, tuve mi bautismo de fuego en la pantalla grande —perdón de antemano si sienten que no habían aportado su dinero para verme a mí en una película— y durante todo el día Colonia Express se convirtió en el set de «La uruguaya».
Estamos haciendo una película a contramano del mundo audiovisual y nos está saliendo como queríamos. Tenemos un motor inmenso en esta comunidad y lo estamos aprovechando. Quedan las últimas jornadas antes de lo que va a pasar el 28 de diciembre. Por ahora solo les decimos que se guarden el día.
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